Cuidado de tus lentes: todo lo que necesitas saber para mantenerlos en buen estado
Si buscas consejos sobre el cuidado de tus lentes para prolongar su vida útil y evitar daños, especialmente si cuentan con tratamientos como el antireflex, estás en el lugar correcto. Este artículo está diseñado para enseñarte a proteger tus ojos y tus lentes de arañazos, polvo y manchas, ofreciéndote los mejores consejos y trucos.
Este artículo te proporcionará una guía completa sobre el cuidado de tus lentes, ya sean gafas graduadas o anteojos de sol. Aprenderás las pautas básicas para su limpieza de lentes, almacenamiento y manejo, así como consejos específicos para cada tipo de lente. Además, descubrirás los errores más frecuentes que deberías evitar y las soluciones prácticas para cuando tus lentes se ensucien o rayen.
No te pierdas la sección de preguntas frecuentes al final del artículo, donde abordaremos las inquietudes más comunes relacionadas con la salud visual y el cuidado de lentes. Continúa leyendo hasta el final y te garantizamos que estarás equipado con el conocimiento para cuidar tus lentes como un experto, asegurando así una visión clara y un aspecto impecable.
¿Cómo debo cuidar mis lentes?
Es esencial saber que el cuidado de tus lentes comienza desde el momento de la compra. Es crucial seleccionar lentes de alta calidad, adecuados a tus necesidades visuales y con tratamientos como el filtro de luz azul para proteger tu salud ocular de dispositivos digitales, o lentes con polarizado para actividades al aire libre y conducción, que te protegen de reflejos y mejoran el contraste.

Tras adquirir tus lentes, es importante seguir una serie de pautas de seguridad para su mantenimiento y conservación. A continuación, te presentamos las más relevantes:
- Límpialos a diario con un paño suave y seco, preferiblemente de microfibra, que no deje pelusas ni raye la superficie. Evita usar papel, servilletas, toallas o prendas de vestir, ya que pueden ser abrasivos y dañar el material.
- Humedece los lentes con agua templada o con un líquido específico para limpiar lentes antes de pasar el paño. Nunca los limpies en seco, ya que podrías arrastrar partículas de polvo o suciedad que los rayen. Tampoco uses saliva, alcohol, vinagre o productos de limpieza domésticos, ya que pueden alterar el recubrimiento o el color de los lentes.
- Frota los lentes con suavidad y sin hacer mucha presión, desde el centro hacia los bordes, haciendo movimientos circulares. No los restriegues con fuerza ni los golpees, ya que podrías deformarlos o romperlos.
- Sécalos con otro paño limpio y seco, o déjalos al aire libre hasta que se sequen por completo. No los seques con calor, como con el secador de pelo o el radiador, ya que podrías dañar el material o el tratamiento de los lentes.
- Guárdalos en su estuche cuando no los uses, y procura que el estuche esté limpio y seco. No los dejes sueltos en el bolso, en el coche o sobre una superficie dura, ya que podrían rayarse, ensuciarse o perderse. Tampoco los dejes expuestos al sol, al calor o a la humedad, ya que podrían deteriorarse o decolorarse.
- Manipúlalos con cuidado y con ambas manos, sujetando la montura por las varillas y no por los lentes. Así evitarás que se desajusten, se caigan o se ensucien. No los pongas boca abajo, ni los cuelgues del cuello o de la camisa, ni los muerdas o los chupes, ya que podrías dañarlos o deformarlos.
¿Cómo se deben limpiar los lentes con antireflex?
Los lentes antireflex, conocidos también por su capacidad antireflejo en lentes, tienen un recubrimiento especial que reduce los reflejos de luz y mejora la visión. Son ideales para minimizar el deslumbramiento y la fatiga visual, especialmente para usuarios frecuentes de computadoras y dispositivos móviles o para quienes conducen de noche. A pesar de sus beneficios, estos lentes requieren un cuidado especial y una limpieza diaria adecuada debido a la sensibilidad del recubrimiento.
- Usa un paño de microfibra o un papel especial para limpiar lentes, que son suaves y no rayan. No uses otros materiales que puedan ser ásperos o que contengan partículas que puedan arañar la superficie o el recubrimiento, como el papel higiénico, las servilletas, las toallas o las camisetas.
- Humedece los lentes con agua templada o con un líquido específico para limpiar lentes con antireflejante, que respeta el recubrimiento y elimina la grasa, el polvo y las huellas sin dañarlo. No uses otros productos que puedan ser corrosivos o que contengan alcohol, vinagre, acetona o amoniaco, ya que pueden deteriorar el recubrimiento o el color de los lentes.
- Frota los lentes con delicadeza y sin hacer mucha presión, desde el centro hacia los bordes, haciendo movimientos circulares. No los restriegues con fuerza ni los golpees, ya que podrías deformarlos o romperlos.
¿Qué tipos de lentes existen y cómo cuidarlos?
Los lentes, ya sean anteojos graduados o de otros tipos, vienen en una variedad de materiales, formas y colores, cada uno con sus pros y contras. A continuación, te explicaremos cómo cuidar los diferentes tipos de lentes según sus características específicas:
- Lentes de cristal: son los más antiguos y los más resistentes a los rayones, pero también los más pesados y frágiles. Se pueden romper con facilidad si se caen o se golpean, y pueden causar lesiones en los ojos o en la cara. Para cuidarlos, debes limpiarlos con un paño suave y seco, y guardarlos en un estuche rígido que los proteja de los impactos. No los expongas a cambios bruscos de temperatura, ya que podrían agrietarse o deformarse.
- Lentes de plástico: son los más ligeros y económicos, pero también los más propensos a rayarse y a ensuciarse. Se pueden adaptar a cualquier forma y color, y son más seguros que los de cristal en caso de rotura. Para cuidarlos, debes limpiarlos con un paño suave y húmedo, y guardarlos en un estuche blando que evite el roce con otros objetos. No los expongas al sol, al calor o a productos químicos, ya que podrían perder el brillo o el color.
- Lentes de policarbonato: son los más resistentes y duraderos, pero también los más caros. Son ideales para niños, deportistas y personas con alta graduación, ya que son muy ligeros y flexibles, y ofrecen una alta protección contra los rayos UV. Para cuidarlos, debes limpiarlos con un paño suave y húmedo, y guardarlos en un estuche rígido que los proteja de los golpes. No los expongas a altas temperaturas, ya que podrían deformarse o quemarse.
- Lentes de sol: son los que tienen un tinte oscuro que reduce la cantidad de luz que entra en los ojos, y que protege de los rayos UV y del deslumbramiento. Pueden ser de cualquier material, forma o color, y pueden tener o no graduación. Para cuidarlos, debes limpiarlos con un paño suave y seco, y guardarlos en un estuche que evite que se rayen o se decoloren. No los uses en lugares oscuros o de noche, ya que podrían dificultar tu visión o causar accidentes.
¿Qué errores debo evitar al cuidar mis lentes?
Aunque sigas las pautas que te hemos dado para el cuidado de lentes, es posible que cometas algunos errores comunes que puedan dañarlos o perjudicar tu visión. Estos son algunos de los más frecuentes y cómo evitarlos:
- No limpiar los lentes con frecuencia: si no limpias tus lentes a diario, se acumulará la suciedad, la grasa y las huellas, lo que dificultará tu visión y hará que tus ojos se cansen más. Además, la suciedad puede rayar o manchar los lentes, y afectar a su calidad y durabilidad. Por eso, te recomendamos que los limpies cada vez que los uses, o al menos una vez al día, siguiendo las instrucciones que te hemos dado.
- No revisar los lentes periódicamente: si no revisas tus lentes de vez en cuando, es posible que no te des cuenta de que están dañados, sucios o desajustados, lo que puede causarte molestias, dolores de cabeza o problemas de visión. Además, si no revisas tus lentes, tampoco sabrás si tu graduación ha cambiado o si necesitas cambiar de lentes. Por eso, te aconsejamos que revises tus lentes al menos una vez al mes, y que acudas a tu óptico de confianza al menos una vez al año, para que te haga una revisión completa y te asesore sobre el estado de tus lentes.
- No usar los lentes adecuados para cada ocasión: si usas los mismos lentes para todo, es posible que no estés protegiendo tus ojos de forma óptima, o que estés forzando tu visión innecesariamente. Por ejemplo, si usas lentes de sol para leer o para ver la televisión, estarás reduciendo la cantidad de luz que entra en tus ojos, y tendrás que esforzarte más para ver con claridad. Por eso, te sugerimos que uses los lentes adecuados para cada ocasión, y que tengas varios pares de lentes para diferentes actividades, como leer, trabajar, conducir o hacer deporte.
¿Qué puedo hacer si mis lentes se ensucian o se rayan?
A pesar de que cuides tus lentes con esmero, es posible que en algún momento se ensucien o se rayen, afectando a tu visión o a tu imagen. En ese caso, no te preocupes, porque hay soluciones para lentes que puedes aplicar para su mantenimiento, limpiarlos o repararlos. Estas son algunas de las más efectivas:
- Si tus lentes se ensucian con grasa, polvo o huellas, lo mejor es que los limpies con un paño suave y húmedo, y con un líquido específico para limpiar lentes, siguiendo las instrucciones que te hemos dado. Si no tienes el líquido a mano, puedes usar agua templada y un poco de jabón neutro, pero ten cuidado de no frotar demasiado o de usar un jabón que contenga alcohol o perfume, ya que podrían dañar el material o el tratamiento de los lentes.
- Si tus lentes se ensucian con algo pegajoso, como chicle, caramelo o pegamento, lo mejor es que los sumerjas en agua caliente durante unos minutos, y que luego los limpies con un paño suave y húmedo, y con un líquido específico para limpiar lentes. Si no se quita la suciedad, puedes usar un palillo de dientes o una pinza para retirarla con cuidado, pero sin rayar o romper los lentes.
- Si tus lentes se rayan, lo mejor es que acudas a tu óptico de confianza, y que le pidas que te los repare o que te los cambie, según el grado de daño que tengan. Si el rayón es muy leve, puedes intentar disimularlo con un poco de pasta de dientes, cera de vela o aceite vegetal, aplicándolo sobre el rayón con un paño suave y seco, y frotando con suavidad. Sin embargo, ten en cuenta que estas soluciones son temporales y que pueden alterar el recubrimiento o el color de los lentes, por lo que te recomendamos que las uses solo en casos de emergencia.
Preguntas frecuentes
¿Qué tipo de paño debo usar para limpiar mis lentes?
Debes usar un paño de microfibra, suave y seco, que no deje pelusas ni raye la superficie de los lentes. Evita materiales abrasivos como papel, servilletas, toallas o prendas de vestir, ya que pueden ser abrasivos y dañar el material o el tratamiento de los lentes.
¿Qué tipo de líquido debo usar para limpiar mis lentes?
Es recomendable usar un limpiador de lentes específico que elimine la grasa, el polvo y las huellas sin dañar el material o el tratamiento de los lentes. Evita la limpieza casera con saliva, alcohol, vinagre o productos de limpieza domésticos, ya que pueden alterar el recubrimiento o el color de los lentes.
¿Cómo debo guardar mis lentes cuando no los uso?
Debes guardar tus lentes en su estuche de lentes, y asegurarte de que el estuche esté limpio y seco. No dejes tus lentes sueltos en el bolso, en el coche o sobre una superficie dura, ya que podrían rayarse, ensuciarse o perderse. Tampoco los dejes expuestos al sol, al calor o a la humedad, ya que podrían deteriorarse o decolorarse.
¿Qué debo hacer si mis lentes se rayan?
Si tus lentes se rayan, lo mejor es que acudas a tu óptico de confianza, y que le pidas que te los repare o que te los cambie, según el grado de daño que tengan. Si el rayón es muy leve, puedes intentar disimularlo con un poco de pasta de dientes, cera de vela o aceite vegetal, aplicándolo sobre el rayón con un paño suave y seco, y frotando con suavidad. Sin embargo, ten en cuenta que estas soluciones son temporales y que pueden alterar el recubrimiento o el color de los lentes, por lo que te recomendamos que las uses solo en casos de emergencia.